Miércoles 16 de marzo de 2011
Contrarrevolución
Dalia Acosta –
IPS.- La pena de 15 años de prisión al ciudadano estadounidense Alan Gross, a
quien Cuba imputó el delito de "actos contra la independencia o la
integridad territorial del Estado", es parte de un nuevo capítulo del
conflicto entre La Habana y Washington, que ahora se libra en el ciberespacio.
Cuba sostiene que Gross hacía llegar tecnología a grupos de la oposición
política interna, incluidos periodistas independientes y otros líderes de esos
sectores de la sociedad civil cubana que han concentrado sus actividades
antigubernamentales en Internet y las redes sociales.
De acuerdo con
Estados Unidos, Gross es una persona de "buena voluntad", que ha
ayudado a mucha gente en el mundo y cuya actividad en Cuba se limitaba a
entregar computadoras y celulares a organizaciones judías para mejorar sus condiciones
de comunicación y acceso a la información.
Un comunicado
oficial, divulgado por la televisión estatal cubana el sábado 12, indicó que
durante la vista oral del juicio, los días 4 y 5 de este mes, "el acusado
reconoció haber sido utilizado y manipulado por la Agencia Estadounidense para
el Desarrollo Internacional (Usaid) subordinada al Departamento de Estado"
(cancillería) de Estados Unidos.
En el momento
de su detención en Cuba, el 3 de diciembre de 2009, Gross trabajaba para la
empresa Development Alternatives (DAI), con sede en Bethesda, al norte del
distrito de Washington, que se dedica a ejecutar proyectos de desarrollo en
otros países y es contratada, entre otros, por la Usaid.
Según el
comunicado cubano, las pruebas presentadas en el juicio demostraron la
participación directa de Gross "en un proyecto subversivo del gobierno de
Estados Unidos" contra esta isla caribeña, "mediante el empleo de
sistemas de infocomunicaciones fuera del control de las autoridades para
promover planes desestabilizadores".
"La
familia Gross está devastada por el veredicto y dura sentencia anunciada hoy
por las autoridades cubanas. Habiendo pasado 15 meses en una cárcel de Cuba,
Alan y su familia han pagado un enorme precio personal por el prolongado
conflicto" entre los dos países, dijo a la prensa el abogado del
estadounidense, Peter Kahn.
En tanto, el
portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Tommy Vietor,
consideró que la sanción añade "otra injusticia al suplicio de Alan
Gross" y reiteró un llamado a La Habana para la liberación inmediata e
incondicional del preso que, según Washington, sólo ayudaba a la comunidad
judía cubana.
La divulgación
de la condena a Gross coincidió con el anuncio de un nuevo capítulo de la serie
documental "Las razones de Cuba", emitida por la televisión estatal.
La siguiente entrega, "Mentiras bien pagadas", se dedicará la noche
de este lunes 14 al "financiamiento para la ciberguerra de Estados Unidos
contra la isla", dijeron fuentes oficiales cubanas.
El sitio web
Cubadebate sostiene que el nuevo episodio ahondará en las formas que
supuestamente emplea Washington para financiar a presuntos líderes de la
sociedad civil y a periodistas independientes, que se expresan sobre todo por
medios electrónicos y reciben instrucciones para tratar temas cubanos con
"una orientación contrarrevolucionaria".
"El
documental ofrecerá, además de informaciones desclasificadas por el gobierno
cubano, detalles sobre las partidas presupuestarias que recibe la agencia
gubernamental Usaid, de los Estados Unidos, con fines subversivos contra
Cuba", añadió Cubadebate, que se autodefine como un sitio web "contra
el terrorismo mediático".
Finalizado el
proceso a Gross y cuando aún se esperaba la sentencia, la televisión cubana
transmitió otro capítulo de "Las razones de Cuba", también dedicado a
demostrar cómo el gobierno estadounidense introduce tecnología de
comunicaciones en este país caribeño para promover "acciones
subversivas".
En ese
programa, un joven especialista en telecomunicaciones relataba que fue captado
en 2007 por una organización estadounidense que le proporcionó cuatro antenas
satelitales camufladas como tablas de surf para que creara redes de
comunicación ilegales en Cuba.
El traslado
del conflicto bilateral al ciberespacio cobró fuerza cuando el año pasado
Wikileaks divulgó un cable transmitido por la Sección de Intereses de Estados
Unidos en La Habana (SINA) en el que, además de criticar a la oposición
política, el titular de esa representación diplomática reconocía el impacto
social que pueden jugar otros sectores, como los blogueros.
"Debemos
continuar abriendo Cuba a la era de la información" con el fin de
"ayudar y estimular a las generaciones más jóvenes de cubanos en la
búsqueda de más libertades y oportunidades", aseguraba el cable fechado el
15 de abril de 2009 y firmado por Jonathan Farrar, jefe de la SINA.
La sentencia
de Gross parece cerrar, además, las puertas a una flexibilización de la
política de sanciones de Estados Unidos contra Cuba, una posibilidad que se
manejó con fuerza cuando fue investido presidente Barack Obama, en enero de
2009, pero que desde el año pasado ha sido descartada por altos funcionarios
del gobierno cubano de Raúl Castro.
Gross podría
interponer un recurso de casación ante el Tribunal Supremo de Cuba contra la
pena impuesta, sostuvo el comunicado oficial. La fiscalía había solicitado 20
años de reclusión, el castigo máximo del Código Penal por el delito imputado.
FUENTE: Cubainformación
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